Como en 2013 y otros años, quienes viven en la capital bonaerense y vastas zonas del AMBA sufren cuantiosas pérdidas por el temporal. El gobierno bonaerense, mientras pide que no andes por la calle, difunde arreglos en “circuitos aeróbicos” para que circules “de una forma mejor y más segura”. No es chiste.
La trágica inundación del 2 de abril de 2013 en La Plata y alrededores, que dejó como mínimo 89 personas fallecidas y cuantiosas pérdidas para miles de familias (que debieron reponer sus bienes sin prácticamente ninguna ayuda estatal), ha quedado en la memoria colectiva como un hito penoso. Por eso, cada vez que llueve fuerte en la región suceden dos cosas: el miedo generalizado a que aquella historia se repita y, a la vez, cierto “alivio” cuando nuevos temporales no alcanzan la magnitud de la tormenta de hace once años.
El año pasado, al cumplirse una década de aquella inundación en la capital bonaerense, La Izquierda Diario publicó un informe audiovisual (se puede ver al final de esta nota) en el que se denunciaba que las consecuencias trágicas de aquel evento no eran culpa de la “la naturaleza” ni tampoco de la “desidia estatal”, sino de “una política deliberada para privilegiar a las corporaciones constructoras e inmobiliarias en detrimento de la calidad de vida de la población”. A la vez, se detallaba la ausencia de obras de infraestructura que, pese al paso de los años, dejaban a la región librada a su suerte ante nuevas tormentas feroces.
En estas horas, con caída abundante de agua en poco tiempo, vientos y tornados, amplias zonas del territorio bonaerense sufren consecuencias graves. Ni hablar de las localidades más pobres del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde al castigo climático se suma la infinidad de precariedades urbanísticas y de vivienda que padecen históricamente millones de personas, lo que dificulta aún más las posibilidades de capear el temporal y evitar “perderlo todo”.
Precisamente por estas mismas horas las cuentas oficiales de X y otras redes del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires parecieron convertirse en un mero difusor del Servicio Meteorológico Nacional, avisándoles a las y los bonaerenses que “continúa el alerta por tormentas severas y vientos intensos”; y sugiriéndoles que eviten “transitar por la calle”, que se alejen “de los postes de luz y cables” y que en caso de inundaciones “corten la energía”.
Parece que para las huestes del gobernador Axel Kicillof al desastre provocado por las fuerzas del cielo sólo se lo debe contemplar y, a lo sumo, hacer fuerza para que la gente no cometa el “error” de querer salir a trabajar o estudiar en estas circunstancias. Por eso, desde la mañana del martes, las mismas redes sociales del Estado provincial no dan información precisa y certera sobre centros de evacuados, ni sobre qué medidas urgentes se están tomando para asistir a miles de personas, ni mucho menos cuál es el plan de contingencia (que debería existir y ser explicitado previamente a una tormenta de esta magnitud) ante las consecuencias del temporal.
Eso sí, a Kicillof y compañía les sobra tiempo para propagandizar sus obras “estratégicas”. Entre la mañana del martes y la de este miércoles, es decir durante gran parte del tiempo en el que el AMBA viene siendo castigado con lluvias y vientos, en las redes del Gobierno bonaerense sólo se pueden ver réplicas del pronóstico meteorológico, un feliz cumpleaños para la ciudad de Zárate, la inauguración de un jardín de infantes en Malvinas Argentinas y un reposteo de un tuit de Vialidad Provincial donde se muestran las obras de “mejora” del Camino Vergara (ruta provincial 215) que conecta Ensenada con La Plata.
Este último reposteo, con un spot audiovisual de calidad y realizado con dron, es particular, tanto por el momento en el que se publica como por la ironía con que parece haber sido pensado.
El tuit de Vialidad (dependiente del Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos) retuiteado por las redes oficiales del Gobierno, habla de la repavimentación, bacheo y mejoras en la rotonda Néstor Kirchner, las luminarias y el “circuito aeróbico” del Camino Vergara. Y es acompañado por un texto que afirma que “con esta intervención se garantizará que las y los usuarios circulen por el lugar de una forma mejor y más segura”.
Mientras ese reposteo (con apenas 8 likes acumulados) era difundido, en Ensenada, Berisso, La Plata y toda la región, millones de bonaerenses empezaban a hacer malabares para que el agua no entrara en sus casas o para salvar sus pertenencias cuando el ingreso era inevitable. Miles de automovilistas se debatían entre seguir viaje o esperar bajo la tormenta en calles y autopistas rebalsadas. Y millones miraban por televisión o por redes infinidad de fotos y videos registrados en el conurbano profundo, allí donde Kicillof y sus ministros sólo se animan a ir cuando hay el piso está seco y las selfies inmortalizan sonrisas de ocasión.
